viernes, 27 de noviembre de 2015

Introducción a la Alquimia I


INTRODUCCIÓN A LA ALQUÍMIA







¿De dónde proviene la alquimia?

La Alquimia es un arte tan antiguo como la propia humanidad. Su nacimiento
(este incierto nacimiento de todas las cosas tan antiguas que pueden fijarse los
condicionamientos históricos y geográficos que las motivaron, pero nunca una
fecha exacta) puede fijarse dentro de la primera "industrialización" de la
humanidad primitiva. Cuando los primeros pobladores del mundo dejaron de
preocuparse exclusivamente de sobrevivir, y empezaron a reunirse en
comunidades, surgió lo que se ha dado en llamar la primera civilización urbana.

Fue en su seno donde nacieron los primeros oficios, aparte la agricultura y el
pastoreo: la carpintería, la metalurgia, la alfarería, la fabricación de tintes y
colorantes... Sus técnicas eran simples pero funcionaban. No existía una
ciencia como tal: los métodos no habían sido fruto de la investigación, sino de
la casualidad y de la observación de la naturaleza. Y en todos ellos se hallaba
presente la magia... esa magia característica de los pueblos primitivos de la
humanidad, que quería que cada elemento común al hombre tuviera su dios
particular, tanto en las cosas del cielo como en las de la tierra. Por eso, al igual
que había los dioses de los elementos comunes al hombre: los metales, las
piedras, los elementos, había también en el cielo los dioses de los planetas...
de los que nacería, más tarde, la Astrología. Y la Alquimia, como todo el resto
de la Magia, se halla también íntimamente ligada a la Astrología.







Sobre esta base se fundamentaron los 3.000 primeros años de historia antes
de Cristo... y también los 3.000 primeros años de Alquimia.
Al principio se trata, por supuesto, tan sólo de una Alquimia infusa, que ni
siquiera merece el nombre de tal, y que está basada en una serie de ideas
puramente intuitivas: la unión de dos metales produce otro distinto, el
tratamiento de un metal puede hacer variar su color y sus características...
todos estos fenómenos eran fácilmente interpretados por los antiguos como
transmutaciones, no como distintas apariencias de un mismo metal. Y esto,
naturalmente, se puede aplicar a todos los metales, incluso los considerados
como preciosos.

Así empieza a desarrollarse el embrión de una idea, de la que nacerá después
el primitivo espíritu de la Alquimia: la de "aumentar" el oro, la de conseguir
cambiar otros metales en oro... ya que el oro es el metal precioso por
naturaleza, el metal noble por naturaleza, y uno de los más codiciados también.

Las primeras huellas de la Alquimia aparecen ya en Mesopotamia y Egipto. El
documento más antiguo sobre el particular se considera que es un edicto chino
del año 144 antes de Cristo, en el cual el emperador Wen castigaba con la
pena de ejecución pública "a los monederos falsos y falsificadores de oro",
puesto que, según los comentaristas contemporáneos del edicto, últimamente
se había registrado la fabricación de mucho "oro alquímico", que no era en
realidad tal oro. Otros historiadores de la Alquimia afirman por el contrario que
el libro más antiguo sobre el particular es el griego Physika, de Bolos emácrito,
escrito aproximadamente en el 200 antes de Cristo, y en el que se describe
cómo fabricar oro, plata, gemas y púrpura, con fórmulas y recetas obtenidas de
otras fuentes más antiguas procedentes de Egipto, Persia, Babilonia y China.

Pero aunque fuera ya conocida de los egipcios y de los griegos, es a través de
los árabes que la Alquimia toma su forma definitiva, a través de la cual pervivirá
durante tantos siglos y llegará hasta nosotros. A ellos se debe incluso su propio
nombre, ya que la palabra Alquimia proviene del vocablo árabe al-Kimia, en el
que la partícula "al" es el artículo definido mientras que "Kimia" significa arte,
por lo que cabrá traducir la etimología de la palabra como "El Arte"... lo cual,
como hemos dicho ya, era precisamente para muchos alquimistas: el Gran Arte
o Ars Magna.

A través del Islam, la Alquimia toma su forma concreta, y en esta situación llega
a Europa para iniciar su gran expasión que durará, desde el siglo XII, hasta
finales del siglo XVII, en el que Boyle, con su famosísima "The Sceptical
Chymist", marcará el inicio de una muerte que sobrevendrá de una manera
definitiva (al menos públicamente) con la llegada del racionalismo y el creciente
fervor por la ciencia. Pero, durante estos siglos, la Alquimia conocerá su Edad
de Oro. En Francia, en Alemania, en Inglaterra, en Escocia... surgirán nombres
que pasarán a la posteridad como grandes alquimistas: Alberto Magno, Roger
Bacon, Flamel, Helvetitus... Reyes, papas, grandes personajes históricos, se
ocuparán de ella, la protegerán, e incluso la practicarán: Carlos II, Isaac
Newton, Santo Tomás de Aquino...








Pictograma egipcio perteneciente a la 21ª Dinastía, extraído del papiro de
Nestanbanshru, y que muestra a Tehuti (el dios Thot) de pie ante Ra
Hormachis llevando los símbolos de la creación sobre la cabeza. A través de la
historia de la alquimia, el dios Thot fue identificado con Hermes Trismegisto.

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